Las finales de Bilbao impulsan el rugby español

32.500 personas el viernes y unas 50.000 el sábado disfrutaron en vivo de un partido de rugby en España. Números que se explican en primer lugar por el atractivo de los encuentros, las finales de las competiciones europeas de clubes que se han celebrado en San Mamés. Pero números que al mismo tiempo ilustran cómo un deporte hasta hace poco de minorías sale del vestuario y avanza metros bajo los focos.

La gran oportunidad

Vive el deporte oval español probablemente los meses más dulces de las dos últimas décadas. La incertidumbre sobre la presencia de ‘los Leones’ en Japón 2019 no oculta el despegue de la selección femenina, décima en el último Mundial. En la élite compiten ya también los equipos nacionales de rugby a 7, que desde hace varias temporadas juegan contra los mejores del mundo y en ocasiones les sorprenden. Todos ellos, junto a los jugadores que se aventuran en ligas extranjeras, a la árbitro Alhambra Nievas y a las selecciones inferiores, están escribiendo con regularidad el nombre de nuestro país en el mapa del rugby internacional.

El despegue del rugby femenino

«Estamos en un año perfecto para cogerlo con fuerza, no soltar lo que ya tenemos y aprovechar este boom», reconoce Isabel Rico, capitana de las ‘Leonas’. Ella, que comenzó tarde a jugar, a los 21 años, destaca del último lustro la incorporación de numerosas chicas en las categorías formativas. Aunque aún echa de menos más patrocinios y una mayor profesionalización, Isabel se muestra segura de que el rugby navega a favor de corriente porque «la sociedad demanda unos cambios que podemos aportar con nuestros valores».

Una cantera que no para de crecer

La capacidad de reclutamiento de los 290 clubes registrados en la Federación a finales de 2017 constituye el pilar que ha elevado las licencias hasta las casi 35.000 actuales, la quinta cifra más alta entre los deportes de nuestro país. Hablar de la cantera remite a la entrega casi desinteresada de entrenadores, árbitros y padres. Con un primer logro visible: las camisetas de rugby han reaparecido en los patios de los colegios. Pero la cantera cuesta dinero, y hasta los clubes más profesionalizados, los que fichan extranjeros y pelean por ganar los títulos nacionales, destinan una parte relevante de su esfuerzo y de su presupuesto a la formación, las fichas y los seguros de los chavales que vestirán en el futuro su camiseta.

La atención de los patrocinadores

«He compartido con mi equipo de trabajo mails de los entrenadores a los niños porque para una empresa son muy inspiradores», comenta Marta García, madre de un jugador sub-12 del club Alcobendas y directora de marketing de Heineken España. Esta conocida compañía de cerveza se vinculó en 1995 al rugby internacional y luego al europeo. Hace cinco años Heineken estrechó sus lazos con la federación española y en la actualidad patrocina la Liga de nuestro país.

«Entre todos podemos hacer algo grande», asegura Marta García. Aunque Heineken invierte en deportes con más tirón como el fútbol y la Fórmula Uno, su intención es continuar asociada al rugby porque le gustan sus valores y por la satisfacción de ver cómo «en un deporte minoritario lo que apoyas tiene un impacto que se nota muchísimo». De cara al futuro, «la Liga española necesita elevar el nivel, reducir la desigualdad entre equipos, contar con recursos propios», diagnostica Marcos Tarancón, director de Comunicación de la misma compañía. Él sitúa el siguiente impulso en la posibilidad de que ‘los Leones’ de la selección masculina disputen el próximo Mundial de Japón. La decisión de World Rugby se conocerá en los próximos días.

La deseada visibilidad

Más de 200 medios de comunicación se acreditaron para la final de la Champions Cup del sábado. Un escaparate internacional al que hay que añadir, en España, la consolidación de publicaciones especializadas, de espacios radiofónicos y la retransmisión semanal de los partidos de la Liga Heineken (uno por Teledeporte y/o su web, el resto en streaming).

Desde enero, los partidos cruciales del deporte oval español han pasado de llenar el Estadio Central de la Universidad Complutense a extenderse a los campos de fútbol: 15.000 espectadores hace dos semanas en la final de Copa del Rey en el estadio del Levante, y el probable reto -si se clasifica algún equipo vallisoletano- de volver a llenar el ‘José Zorrilla’ (26.000 personas de aforo) el 26 de mayo en la final de Liga Heineken.

Una experiencia festiva

Felices por el cuarto título continental conquistado regresaban en la misma noche del sábado a Irlanda los primeros seguidores de Leinster. A la familia Legget, una pareja de edad madura que viajó con su hija, le encantó el estadio de San Mamés, «el segundo más bonito del mundo», (después del suyo). Y todos destacaron el ambiente. Aficiones que desde el jueves compartieron sin incidentes destacables los espacios de ocio, camisetas de clubes de todo el mundo, una fiesta para todos los públicos en la grada y en la ciudad.

El rugby español siempre recordará a Bilbao. Con su incursión en ‘la Catedral’, las finales de los grandes torneos europeos salían por primera vez de las llamadas ‘Home Nations’, las naciones fundacionales del deporte oval. La experiencia supondrá un espaldarazo al sacrificio de nuestros jugadores para reducir las aún notables diferencias que aún les separan de la élite. Pero el primer paso ya lo han dado. 2018 será el año en que nuestros rugbiers empezaron a conquistar el interés del gran público.

Periódico: www.elmundo.es
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